Para saber a qué grupo sanguíneo se pertenece, a través de un examen hematológico básico, se necesita la ganancia íntegra de dos días de trabajo del salario mínimo actual, todo porque en el último año se percibió un aumento de hasta un 500% en los precios de los exámenes de laboratorio.

En Venezuela es “viacrucis” la búsqueda exhaustiva de alimentos, medicamentos y otros productos. También es un dolor de cabeza intentar chequearse internamente. La rutina cambió desde que se agravó la crisis económica actual. Las acciones se basan en evitar lo inevitable: evitar comer más de la cuenta, usar agua o electricidad “de más”, enfermarse, necesitar buscar medicamentos y hasta evitar monitorearse la salud integral.

Antes, lo común era que las personas acudieran a los centros médicos públicos para hacerse exámenes clínicos sin costo o a un mejor precio. Otra opción era ir a los laboratorios privados por mayor practicidad y rapidez en la entrega de resultados. Hoy ninguno de los casos es una posibilidad, pues en respuesta a la necesidad, las personas pagan “lo que sea” y “en donde se consiga”.

Sin opciones

Un frasquito de un reactivo cualquiera con un contenido de solo dos centímetros cúbicos puede pasar los 300 mil bolívares. Esto corresponde a lo requerido para realizar un solo estudio. La inversión que deben hacer los encargados de los despachos clínicos privados es millonaria y debe ser constante si no tienen provisiones guardadas.

“La deficiencia de reactivos está grave. Los pocos que se consiguen están carísimos y ni siquiera podemos comprar las marcas a las que estábamos acostumbrados, porque todos esos insumos son importados y te puedes imaginar cuánto representa económicamente ese gasto”, indicó Nelly Arias, bioanalista y propietaria de un laboratorio privado ubicado al oeste de Maracaibo.

Entre los insumos que más escasean en los últimos meses están los requeridos para hacer las hematologías completas, las hemoglobinas glicolisadas, necesarias para los chequeos de los pacientes con diabetes y especialmente los coagulantes sanguíneos. “Un paciente que necesite ingresar a quirófano para cualquier tipo de intervención necesita realizarse exámenes de coagulación y es tan vital que hasta que no tengan ese estudio, simplemente no pueden ingresarlos a pabellón. Con la salud no se juega”.

Descontrol

Para las hematologías son necesarios diluentes que hace un par de meses desaparecieron del mercado. Cuando aparecen, no son de la calidad necesaria para realizar los diagnósticos, por lo tanto no son confiables.

Hay muy poca producción nacional, y cuando producen, en reiteradas ocasiones no alcanzan los niveles de calidad óptimos para las evaluaciones. Un reactivo de mala calidad podría dañar las máquinas, lo que representa otra pérdida millonaria. La garrafa de 3,8 litros de lisante, empleado para los estudios, pasa los dos millones de bolívares. No solo repercuten los precios, sino que marcas conocidas en el mercado como Wiener o Yaz ya no están al alcance de los especialistas en el país.

Hace dos meses un examen hematológico podía rondar los ocho mil bolívares. Para septiembre los precios ya varían entre 30 mil o más, depende de dónde se realicen. El caso de escasez golpea tanto a los centros médicos públicos como los privados, pero especialistas que mantienen su propio laboratorio afirman que ellos “no cuentan con dólares preferenciales para importar, como es el caso de algunos hospitales públicos que sí están surtidos”.

Los reactivos para los marcadores tumorales, necesarios porque descartan el cáncer, son difíciles de conseguir y cuando se compran, tardan en llegar. Esta evaluación estaba en unos 18 mil bolívares a principios del 2016, para la misma época del año en curso ya alcanzaba los 70 mil, lo que representa un incremento del más del 400 por ciento en solo un año.

De manos atadas

Según informó Aide Torres, presidenta del Colegio de Farmacéuticos del Estado Zulia la mayoría de los reactivos y fármacos que se utilizan en el país en el sector salud provienen de Colombia u otros países y así como la baja producción nacional representa un problema, los elevados costos de los medicamentos lo complementan.

Además de reactivos de laboratorio, hay una escasez de retrovirales para pacientes con HIV, antibióticos y antihipertensivos. “Desde el colegio no podemos hacer nada. Nosotros lo que hacemos es denunciar los pormenores. Las industrias alegan que no cuentan con divisas y el Gobierno afirma que sí las provee para los medicamentos. Estamos de manos atadas”, señaló.

Todos los medicamentos e insumos que llegan al país tienen un aumento constante y prácticamente semanal. La incertidumbre va más allá de saber o no cuánto costará un examen médico la próxima semana; la situación ya conlleva a preguntarse cómo hará una persona sin recursos para llegar a un diagnóstico médico si no es asequible para ella o cómo mantendrá el sustento un especialista que deba “estirar” los reactivos en su trabajo.

Fuente: Diario La Verdad