Médicos Unicos de Venezuela nace de una protesta de un médico en Barquisimeto (Lara) que posteriormente se convirtió en un movimiento nacional e internacional. Su director ejecutivo es el doctor Jaime Lorenzo, médico cirujano que trabaja en el Hospital Periférico de Catia y a quien nadie logra sacar del quirófano porque ama la cirugía. Fue entrevistado por Contrapunto.
La primera asamblea de Médicos Unidos se realizó en 2016, hoy son una Organización No Gubernamental (ONG) registrada. “¿Orgulloso de ser, ahorita, la cabeza visible de médicos unidos? Sí. ¿Riesgos? Todos los que quieras. La única cosa que te digo es que de este pensamiento que tenemos no nos van a sacar”, asegura.
Tiene 32 años en el centro asistencial emblemático de Catia. “En el hospital yo soy Jaime Lorenzo, el cirujano. Fuera, soy dirigente, la cabeza visible de Médicos Unidos. En el hospital tengo la actitud de médico cirujano. ¿Cascarrabias? De vez en cuando se me sale la clase. He aprendido que desde las puertas del hospital hacia adentro soy un hombre más del equipo de salud. De las puertas hacia afuera tengo una posición muy clara y definida”.
De 56 años, este caraqueño criado en Nueva Esparta estudió medicina en la Escuela Luis Razetti porque en el “cara o sello” entre Ingeniería o Medicina salió la segunda opción. Luego vino el amor por la profesión y el oficio.
– Usted parte del concepto de que estamos en una emergencia humanitaria compleja.
– Totalmente.
– ¿Qué implica para la salud pública?
– Significa que, para poder salir de esta situación, hace falta el consenso de todos los venezolanos y la ayuda internacional. No de otra manera. Esa ayuda humanitaria tiene que darse. Inclusive, la colaboración para el proceso de restitución o de rescate de nuestro sistema de salud amerita también de acompañamiento internacional y nacional.
– ¿Solos no podemos?
– No, y ese es un concepto básico de la emergencia humanitaria compleja: El Estado no puede resolver los problemas de salud de la ciudadanía, y si no puede aún con el concurso de los venezolanos, se tiene que pedir ayuda internacional, que hay cualquier cantidad.
– ¿Para qué?
– Para pacientes crónicos que no tienen tratamiento eso es urgente. Atacar las enfermedades prevenibles por vacuna es una emergencia, porque hay que parar el círculo vicioso en el que estamos: si no hay vacunas, aparecen las enfermedades prevenibles. Hay que acabar con la desnutrición, y eso comienza en el niño recién nacido, en la mujer embarazada y en los ancianos. Hay mecanismos. Hay una propuesta, que es una sugerencia de la Academia Nacional de la Medicina, que son unas galletas proteicas: unas galletas de alto contenido proteico que se pueden producir en Venezuela con las fábricas de galletas venezolanas. Eso sí: la materia prima tendría que ser internacional, tendríamos que comprarla. Se podría hacer una distribución masiva en maternales, preescolares, escolares y darles apoyo a la mujer embarazada y a los ancianos.
– Pensando en esos tres puntos: ¿Estaríamos hablando de cuánto tiempo?
– El problema es que nuestro sistema de salud hace unos cinco años se podía recuperar en tres años. En los actuales momentos, trabajando inteligentemente con el consenso de todo el país en una sola política de salud, nos llevaría entre 10 a 15 años recuperar el sistema de salud y llevarlo a las condiciones de 1998, que no eran las ideales.
– ¿Por qué tanto tiempo?
– Porque el daño de la estructura y del sistema sanitario venezolano es terrible. Cuando hablamos de la estructura no hablamos de los hospitales solamente; hablamos de un sistema que olvidó y rompió la esencia de la medicina preventiva y social. Al haberse destruido esa base hay que comenzar a educar a toda la población venezolana en salud básica, y esa educación pasa por un consenso con los educadores, que es la herramienta más importante que hemos tenido siempre para formar ciudadanos en el área de salud. Comenzar por el lavarnos de las manos.
– Pero si no hay ni agua
– El problema del agua es complejísimo, pero hace falta promover el cuidado de la salud.
– ¿Son 10 a 15 años para recuperar el sistema de salud y llevarlo a las condiciones del 98 que no eran buenas?
– Que no eran las ideales, pero tenía cosas buenas y malas. Las malas eran la politización de la salud; las buenas, que tenías un equipo de trabajadores sociales a escala nacional que hacían sus funciones. Eso se ha perdido, porque fue suplantado por personas que pueden estar llenas de buenas intenciones pero no tienen las herramientas para ejercer esas funciones de trabajo social en el área de salud.
Se deben unir sectores público y privado
– Hay una realidad también y es que los médicos se han ido. Estamos hablando de cooperación internacional para una recuperación en un plazo de 10 a 15 años, ¿con quiénes? Si los médicos se han ido…
– Se ha ido un altísimo porcentaje y yo soy uno de los que no cree en las cifras oficiales. Yo sí creo que, independientemente de la diáspora o emigración forzada de médicos…
– ¿Cuántos?
– Yo no creo en la cifra oficial de 22.800. Yo creo que se han ido muchos más sin llevarse los documentos necesarios. Con lo que tenemos actualmente podemos dar respuesta, pero debemos tener una política muy clara de concentrar los recursos humanos en ciertos establecimientos para que se dé una respuesta inmediata, porque al país hay que darle una respuesta inmediata que sea de consenso de la parte pública y de la privada. No hay otra manera de que Venezuela se recupere y dé respuesta a la situación de emergencia.
– Entonces, ¿con los médicos que tenemos, podemos?
– Podemos dar una respuesta de emergencia por un lapso de un año.
– ¿No hay que importar médicos?
– Quizá a los mismos colegas que se han ido, de altísima especialización, puede ser que podamos convencerlos de que regresen para apoyarnos o formar nuevas generaciones en cosas muy puntuales, especialísimas.
– ¿Un plan de formación de médicos?
– Tienes que volver a crear un sistema de formación de profesionales de altísimo nivel. Estos profesionales deben tener una base de formación muy clara. Para poder explicarle a una persona que no entiende algo tienes que conocerlo a profundidad, para que el paciente o la persona común entienda. Esa base tienes que tenerla. Lamentablemente, la formación médica tiene unos tiempos que son bastante rígidos, pero puedes alterarlos utilizando la tecnología, y vamos a tener que traer tecnología de punta no solamente para la formación de recursos humanos de salud, sino en todas las profesiones, porque la emigración forzada es a todo nivel.
– Usted decía que para la emergencia tienen que trabajar el sector público y el sector privado de la salud unidos. ¿Cómo lograrlo? Porque parece que siempre ha habido una relación de competencia?
– La competencia fue lógica: si tú y yo tenemos la misma especialidad y yo abandono un área, tú aprovechas el momento. Debemos recordar que los grandes avances en salud en Venezuela se realizaron en los hospitales, porque el gobierno podía hacer la inversión para adquirir la gran tecnología y los grandes equipos. Pero en algún momento de nuestra historia sanitaria se perdió eso, y las grandes clínicas comenzaron a asumir roles de adquisición de alta tecnología para dar respuesta a las necesidades. El mejor ejemplo son los trasplantes que se comenzaron a hacer en los hospitales, y progresivamente las clínicas fueron adquiriendo equipos para darle a su clientela la posibilidad de no tener que ir a un hospital. El problema ahorita es que ambos están en problemas, pero si unimos a los dos para dar respuesta a un tiempo de la situación de emergencia del país…
– ¿Para cirugías, fundamentalmente?
– Toda la parte que tenga que ver con cirugía y pacientes con enfermedades catastróficas, como los cardiópatas, los pacientes con problemas de neurocirugía. No todo tiene que ver con la cirugía tradicional. Hay cirugías a las que todavía en las clínicas puede dárseles respuesta. Tenemos que plantear un plan y pensar que somos venezolanos y ambas manos tienen que apoyarse para dar respuesta a una situación de emergencia.
– ¿De dónde sale el dinero para hacer todo eso?
– Acuérdate de que Venezuela tiene capacidades propias con productos de nuestro subsuelo y del suelo. También tienes capacidad -bajo un esquema muy claro y de rigidez económica del cual tenemos ejemplos en el pasado venezolano- de saber reconstruir una economía sólida para dar respuesta a los problemas del país. Tienes que tener gente al frente de la economía y del manejo de nuestras riquezas que tenga criterio de venezolanos.
– ¿En el área de salud implicaría recursos por cuánto?
– Hay cálculos realizados por tres grupos diferentes y ahora vamos a empezar a cruzar información para ver cómo estamos cada uno, porque hay visiones diferentes en la atención de los procesos. El número es bastante importante, pero no es inalcanzable. Venezuela, con recursos propios y apoyo internacional de OPS y OMS, buscando créditos o financiamiento externo que el Estado puede asumir sin comprometer el crecimiento de otras áreas, puede hacerlo.
Médicos cubanos deben probar que lo son
– ¿Qué haría con los médicos cubanos, que es uno de los asuntos? Los están sacando de Brasil.
– Ea posible que en un momento dado en Venezuela se necesitaran médicos extranjeros, porque no había especialistas suficientes. Pero tenemos que ser muy claros, regresar a ser venezolanos y aprender de esa lección de historia. Venezuela le abría las puertas a todo aquel profesional que viniera a dar algo a este país; de hecho, muchos de nuestros apellidos no son derivados de los indígenas originales: son castizos y alemanes, corsos, italianos y portugueses. Somos una mezcla y en este momento podemos necesitar apoyo, pero un apoyo que respete las normas de este país.
– ¿Usted, más que sacarlos lo que haría es ponerlos en orden?
– Primero, demuestre si usted realmente es lo que dice ser, y eso se prueba con los documentos y con exámenes Mira, nuestros muchachos en Chile pueden ejercer con las leyes de ese país y presentando el examen.
– Es decir, ¿ellos tendrían que cumplir con las leyes?
– Al que venga de otros países, salvo las emergencias que el Estado o el Gobierno decida que son importantes, se le deben poner las mínimas condiciones para poder ejercer en Venezuela: consignar documentos, que compruebe que es médico. Yo no los pondría a hacer el artículo 8 nuestro (del servicio rural), pero habría algunas condiciones en algunos casos en que habría que pensarlo, porque hay que recordar que hay médicos extranjeros que llegaron aquí e hicieron su rural con el artículo 8 y después fueron jefes de servicio de grandes hospitales. Es decir: Venezuela, en un momento dado, hacía cumplir la ley.
– La idea sería volver a eso.
– Volver a algo parecido, pero para resolver nuestro problema como país; respetar las normas adecuadas para que puedan funcionar las cosas y que se respete al país. En el caso más grave para todos, un sistema de salud necesita en la parte gerencial, gerentes formados.
– ¿Los hay en este momento en el país?
– Formados como tal, por universidades respetables, yo lo pongo en duda, porque las generaciones que tuvieron la oportunidad de formarse en salud pública se fueron, y las escuelas de salud pública en nuestras universidades tienen tiempo que no han podido seguir ese crecimiento de formación. El curso de salud pública y especialización, las diferentes maestrías, han disminuido mucho. Todavía hay algunos que hacen el curso, pero ser director de hospital dependiendo de una directriz política ideológica… el que está formado en salud pública siempre ha tenido independencia de criterio y no depende de una orden que le diga el partido. La salud pública en Venezuela va a tener que regresar a sus inicios; cuando existían las escuelas de salud pública usaron colegas de altísima formación que habían sido directores de hospitales.
Empezar por fumigar
– Ante el aumento de la malaria, ¿necesitaríamos otra vez una campaña como la que lideró Arnoldo Gabaldón en los años 40? Porque tenemos malaria hasta en Vargas.
– De Gabaldón tenemos que rescatar la disciplina del personal de salud que amaba lo que estaba haciendo. Esa es la primera cosa para combatir cualquier enfermedad. Puede ser que no sea un especialista en malariología, pero sí un personal que ame su trabajo. Eso fue lo que logró el éxito, aparte de tener un líder que no tenía ataduras partidistas, hacía libremente lo que tenía que hacer y era respetado por todo el mundo.
– ¿Cómo combatimos malaria y dengue, por ejemplo?
– Tiene que hacerse lo mismo que se hizo: primero, fumigar. Hay un triángulo epidemiológico que todavía está vigente, que me lo enseñaron en la cátedra de medicina tropical hace un poco de años. El triángulo epidemiológico es: huésped, vector y medio ambiente. Si tú incides en cualquiera de estos tres puntos del triángulo, paras la enfermedad. Ahora, no tenemos el personal o la capacidad para fumigar como se hizo en esa época para matar el vector; tienes que buscar mecanismos para actuar sobre alguno de los tres puntos. Ya nos estamos dando cuenta de de que el daño que se ha hecho al ecosistema ha producido el aumento del vector, del mosquito, porque la destrucción causada por el Arco Minero ha producido que se formen charquitos y resequedad de ríos y permite el crecimiento del vector o mosquito. Al crecer el mosquito se dispara la enfermedad, porque pica a todo el mundo. Tenemos que incidir sobre el ecosistema para minimizar el crecimiento del mosquito.
– ¿Tiene que incorporarse la Fuerza Armada a estas tareas de salud pública?
– Fuerzas Armadas, religiones, los venezolanos en su totalidad, porque esta va a ser la segunda batalla contra la malaria y todas las enfermedades producidas por vectores: dengue, chikungunya, zika, mayaro. Todas esas enfermedades se combaten con un ejército que comienza con el maestro en la escuela que da las primeras enseñanzas. Todo el mundo tiene que ser vuelto a formar en prevención.
– ¿Puede el gobierno del presidente Maduro hacer algo así?
– No, porque no tiene la intención de hacerlo y ellos mismos destruyeron lo que pudo haber sido una buena idea: Barrio Adentro, que era para hacer, a nivel ambulatorio, el primer trabajo que era de prevención e información al ciudadano para que pudiera rescatar su salud. Eso lo destruyeron, lo quebraron y lo llevaron a una cosa que no funciona. Además, te repito que para esto se necesita el país, y te nombré los maestros porque para nosotros el maestro es la mano derecha del sistema de salud. Ellos educan.
– ¿A quién le corresponde hacerlo, entonces?
– Deberíamos hacerlo los ciudadanos. El problema es que la respuesta de los ciudadanos, si no está a favor o dentro de un esquema, va a ser atacada y llamada contrarrevolucionaria.
– ¿La deuda en salud pública se saldaría así en 10 o 15 años?
– Con la construcción de un nuevo sistema que dé respuesta al país, parecida a la del 98 pero con muchas mejoras, aprendiendo de los errores que se cometían; porque había errores e ineficiencias, no lo podemos negar, pero había otra condición de país. Ahora tenemos ineficiencia, inequidad y una situación catastrófica desde el punto de vista económico. No podemos ignorar la realidad que está viviendo el país.
– El Gobierno insiste en que son las sanciones, el cerco internacional el que le impide hacer cosas como esas. ¿Realmente eso es lo que está pasando?
– Te voy a poner un ejemplo sencillo: hay una sanción para la salud, pero la sanción no alcanza los perniles y los juguetes que dicen que van a repartir. Me vas a disculpar, el que lea un poquito sobre las sanciones internacionales, se da cuenta de que todos los países sancionan a individuos, y cuando son sanciones macro dejan claramente escrito que el área de salud y alimentos no está contemplada bajo la sanción.
– ¿Qué quiere decir esto?
– Hay algo que el gobierno tiene que explicar, porque si las sanciones dicen claramente que ese dinero sea utilizado para insumos de salud y alimentación que no está bajo el proceso de sanciones, que el gobierno demuestre que hay una falsedad, pero no lo ha hecho y no lo hace cuando dice que va a importar todos los alimentos e insumos para la Navidad que nos merecemos todos. Hay una incongruencia, y de paso, en lo que va de la presidencia de Maduro se ha llamado, por lo menos dos veces, a la refundación del sistema de medicamentos. Hace dos o tres años se hizo un acto en Miraflores, donde anunciaron el plan nacional de medicamentos y hace poco hicieron lo mismo y la situación de medicamentos empeora. No hay más que escuchar a Freddy Ceballos, que es quizá el hombre que más sabe de medicamentos en este país cuando dice las cosas en blanco y negro, y dice la verdad.
– ¿Nada de esto tiene perspectivas de solución en lo inmediato?
– Por lo que observamos no hay ni las perspectivas, ni la intencionalidad, porque un estadista, primero, se daría cuenta de que tiene problemas; y segundo, llamaría al consenso nacional, no a una mesita: al consenso nacional para aclarar puntos y tener la capacidad de aceptar sus errores y aceptar las buenas intenciones para apoyar.
Lo que ocurra el 10 también incidirá
– ¿En qué va a incidir lo que pueda ocurrir a partir del 10 de enero en el sistema de salud pública?
– Es que hay otra cosa y es algo muy particular, hay 60 o 50 países, yo no sé exactamente, que dicen que no aceptan a Maduro porque su legitimidad está cuestionada. Eso está bien, pero hay una cuestión que está clara: va a ser Presidente, y aquí viene un punto que es duro, ¿es que acaso aquellas personas que llegaron al poder por la fuerza como dictadores no fueron presidentes? Ellos no tenían legitimidad en sus funciones pero las ejercían. Estoy convencido de que a partir del 10 de enero tendremos a un venezolano ejerciendo la presidencia de manera ilegal. con reconocimiento internacional o no.
– ¿Qué consecuencias va a tener para la salud?
– Si esta situación política continuase, y esto agravase el reconocimiento internacional, es obvio que los problemas socioeconómicos van a crecer terriblemente y eso incide en el problema de salud del venezolano, porque lo estamos viendo: hiperinflación, poca capacidad para comprar aunque tengas mucho dinero, muy mala nutrición. Y si los sistemas de salud curativos exclusivamente no tienen respuesta para curar, va a haber una gran cantidad de enfermos, lo que es igual a una cantidad de ciudadanos fuera del sistema de producción, mayor cantidad de personas dependiendo de otros. Esto es una mayor carga para el Estado y una mayor carga para dar respuesta. El panorama es muy feo.
– ¿Podría ser distinto? ¿De qué dependería que fuera diferente?
– De aceptar el Estado, o quienes están al frente del gobierno: Primero, que hay políticas equivocadas; segundo, llamar al concurso de todos esos venezolanos que no están pensando en ser corruptos sino en trabajar por Venezuela y respetar una serie de normas de convivencia y de respeto. Si eso no se hace, no va a haber solución.
– ¿El escenario de unas nuevas elecciones, aunque las volviera a ganar Maduro, ayudaría a la perspectiva de la salud?
– Eso destrancaría la situación política, pero si no hay cambios estructurales en la política, no hay respuesta. La política socioeconómica está incidiendo en la calidad de vida de todos nosotros. Si no hay cambios en la perspectiva de esa visión política, elección que venga -inclusive soltando los presos políticos, liberando todos los procesos de inhabilitación, cambiando el CNE con cinco personas inmaculadamente puras y honestas, con todas esas situaciones- no resolverá. Si el gobierno no cambia su visión de país, vamos a continuar igual.
Medicamentos y equipos sin control sanitario
– ¿Qué está pasando con los trabajadores de la salud? Porque el médico se puede equivocar como nos equivocamos todos, pero ¿se están usando o se están inventando equivocaciones para persecución política?
– Vamos a partir de un hecho, y siendo un poco descarnados en esa situación: el médico, como humano que es, tiene la altísima oportunidad de equivocarse. El que no atiende pacientes no se equivoca; tendrá un currículo inmaculado, pero el médico que trabaja tiene la posibilidad de equivocarse y esa posibilidad se aumenta cada día, porque los equipos que nos podrían ayudar a que esa equivocación se minimice no están en nuestras manos: no tenemos ni laboratorios y no tenemos tampoco la capacidad para dar respuesta a afecciones simples. No tenemos la tecnología para hacer diagnósticos de imágenes. Hay una serie de equipos que dejaron de funcionar por daños, por falta de mantenimiento o por obsolescencia y no ha habido recuperación. Hay una cantidad de áreas de diagnóstico dañadas, destruidas, que no están operativas, y eso aumenta la posibilidad del error. A eso le agregas que para hacer el acto médico de atender un paciente estás rodeado de todos los “enemigos”: es decir, no hay limpieza de las áreas por falta de productos adecuados, porque no es el cloro solamente; es que no tienes los equipos necesarios para hacer la esterilización adecuada. También hay un serio cuestionamiento por parte de muchos profesionales de la salud con respecto a materiales médico-quirúrgicos que no son adecuados, no cumplen con las normas de manufactura de calidad
– ¿De dónde vienen esos equipos ahora, que usted los pone como un elemento que incide?
– Cuando tienes una importación masiva de materiales bajo la figura de convenios, y no has establecido ciertas características que se deben cumplir según las normas o la visión del país, es posible que recibas materiales cuya manufactura final no sea la adecuada. Hay una cuestión básica: si un material médico-quirúrgico que se fabrica en cualquier país del mundo no tiene un certificado que muestre que en su país de origen lo usen libremente, tienes que cuestionarlo.
– ¿Está pasando?
– Es posible, porque no se están pidiendo muchos requisitos. Cuando es un convenio no se cubren muchas de las características que se tienen que cubrir.
– ¿Convenios bilaterales?
– Convenios bilaterales, las compras que se están haciendo… Hay productos que, cuando los agarras y buscas el registro sanitario, este no aparece por ningún lado. Eso lo estamos viendo en nuestros hospitales. Está bien, compre todo lo que usted quiera, pero haga cumplir las normas que tiene el propio país: que se cumplan los registros sanitarios, que se haga una evaluación de que ese producto a fin de que sea adecuado para utilizarlo en nuestros pacientes.
– ¿Todo eso está incidiendo en el acto médico?
– Claro. Si yo no tengo los guantes estériles para atender a un paciente y se me contamina por guantes inadecuados, o porque el guante se rompió y no me di cuenta… Hay una cantidad de cosas que pueden comprometer el acto médico: si el área donde está el paciente no está adecuadamente limpia, el paciente se va a infectar y no es culpa mía.
Judicialización del personal de salud
– ¿Qué ha pasado con los casos de judicialización que ustedes han denunciado? ¿Por ejemplo, las tres doctoras en Aragua?
– En el caso de las tres colegas debemos recordar que el tribunal les dio unas medidas preventivas de presentación cada 30 días. Ya no se presume la inocencia, se presume la culpabilidad. En su caso se colocaron unos delitos que hay que estar fuera de todo contexto para cometer esos delitos: tráfico de niños, violación de la ley de la mujer, violencia obstétrica. Pero hay un punto que se nos olvida: la violencia obstétrica nace donde hay instituciones que no cumplen con las medidas básicas para la atención adecuada y de calidad del paciente. Lo que pasa es que el personal de salud, en nuestra nobleza e independientemente de las condiciones en las que estamos, seguimos haciendo nuestra labor en condiciones en las que no debería hacerse, y entonces la posibilidad del error o el mal entendido mala praxis se acrecienta enormemente.
– ¿Se está judicializando?
– ¿Qué está pasando? Estamos observando el “mensaje a García”. Es como aquella persona que llega tarde a la casa y llega formando lío para que no le reclamen la llegada tarde o el no cumplimiento de su labor. Estamos convencidos de que sí, se está judicializando el trabajo médico en varios estados del país.
– ¿Cómo lo van a enfrentar como Médicos Unidos de Venezuela?
– La única manera que tenemos los médicos, y en general los profesionales de la salud, es demostrando las ineficiencias del Estado. La falta de cumplimiento de normas, la falta de equipos, la falta de materiales son los factores que están contribuyendo a la mala atención, y eso es muy fácil de demostrar: levantando actas, en todo momento que se reciba una emergencia, de las deficiencias que se tengan.
– ¿Qué se hace con esas actas que se levantan?
– Se están guardando, y cuando ocurra un problema, esa acta va a formar parte de un expediente para poner en su santo lugar la situación, porque ya basta de que se esté acusando al equipo de salud por las deficiencias del Estado. No somos la excelencia, pero tratamos de hacer nuestro trabajo para el paciente.
– ¿Quién marca la diferencia entre eso que cuenta, la mala praxis o las equivocaciones?
– La mala praxis y equivocaciones deberíamos marcarlas nosotros mismos con nuestro equipo de salud. Tenemos los mecanismos para hacerlo y tenemos la obligación de denunciarlas ante nuestros organismos. Esos organismos están en la obligación, después de demostrar la falla, de llevar el caso a los caminos judiciales o ministeriales. La ley venezolana es muy clara: se puede hasta llegar a suspender la matrícula de un colega para el ejercicio de la medicina. En Médicos Unidos hemos ido variando de médicos protestando por las condiciones de nuestros pacientes, a médicos protestando y convirtiéndonos en defensores de los derechos humanos. Estamos visibilizando los problemas, recabando la información, preparándonos y vamos a comenzar a hacer ahorita la denuncia.
Fuente: Contrapunto