En la última semana han muerto dos venezolanas trasplantadas, Luz Marina Martínez y Marta Solórzano, y quince han presentado rechazos por la ausencia prolongada de sus inmunosupresores, indispensables para no presentar rechazo y poder tener una vida normal.
No paran de llegar testimonios de personas que están perdiendo sus órganos por falta de medicamento, ya son interdiarias las denuncias y testimonios al respecto, porque el Gobierno no nos garantiza el acceso a los medicamentos para evitar el rechazo del órgano donado, se nos está violando el derecho a la salud y derecho a la vida a 3.500 trasplantados que hacen vida en el país.
Ya la situación se les escapó de las manos, son interdiarias las denuncias de personas que están llegando a los centros de trasplantes colapsándolos debido a la ausencia de tratamiento y para completar en los centros de trasplantes nos hay medicamentos para recuperar el órgano que está en proceso de rechazo. La situación amerita una respuesta inmediata del Gobierno, no nos dejen morir.