Antes de enfrentar la leucemia que padece desde los 6 años, Juan José Toro tiene que vencer la crisis humanitaria. Para que le practiquen un trasplante de médula ósea en el Hospital Central de Valencia su familia tiene que comprar desde las gasas hasta los antibióticos. Si quieren operarlo en un centro privado debe pagar al menos 40 millones de bolívares.

Más de 200 dosis de antibióticos y miles de insumos le piden a Juan José Toro, de 8 años de edad, para hacerle un trasplante de médula ósea que lo salve de la leucemia de alto riesgo que padece desde hace dos años.

La Fundación Venezolana de Donaciones y Trasplante de Órganos, Tejidos y Células (Fundavene) remitió al niño, que usualmente es tratado en el Hospital J. M. de los Ríos, en Caracas, al Hospital Central de Valencia para que se le practicara la cirugía. En el lugar, le entregaron a la madre, Denis Gómez, una larga lista de compras.

“Me dijeron que no volviera hasta que no compre todos los insumos, pero cómo hago, no tengo dinero. Me da miedo que mi hijo se me muera”, contó la mujer a El Estímulo.

El hospital incluso entregó a la madre de Juan José un documento en el que aseguran que aunque no cobran por los servicios, los insumos, los materiales médicos, los medicamentos, la realización de estudios y la terapia transfusional que no posea la institución deberán ser costeados por los familiares. “Todo esto para lograr una adecuada atención médica”, indica el informe, firmado por Maylu Collazo, médico adjunto del Servicio de Hematología.

El catálogo de peticiones es tan extenso como costoso. Para un aproximado de 30 días de hospitalización piden 600 gasas estériles, 600 pares de guantes estériles, 1.500 pares de botas desechables, 500 gorros desechables y 500 tapabocas.

Además, exigen que sea la familia quien aporte los medicamentos: 60 ampollas de meropenem, 30 de amikacina, 60 de vancomicina y 60 de ciprofloxacina. Los antibióticos, como tantos otros fármacos, están extintos de las estanterías farmacéuticas.

“Logré conseguir meropenem y cada ampolla me la vendían en 40.000 bolívares”. A ese precio, solo en Meropenem, Gómez necesitaría disponer de 2.400.000 bolívares.

Básicamente, la Ciudad Hospitalaria Dr. Enrique Tejera solo le ofrece a Juan José Toro aportar los médicos, enfermeras y un techo bajo el cual realizar la operación. Ni siquiera tienen “mensajeros, ni ambulancia propia, ni hay una cocina adecuada para este tipo de pacientes, lo cual conlleva gastos en efectivo adicionales para suplir estas deficiencias”, continúa el documento del Servicio de Hematología.

La buena noticia que recibió la familia cuando le informaron que uno de los hermanos del niño era compatible como donante se eclipsó con la letanía de requisitos.

“Es una lista incomprable. La otra opción que tenemos es hacer el trasplante en Clínicas Caracas, pero ahí la operación sale en 40 millones de bolívares. Con toda la crisis de salud yo prefiero un centro privado, pero no tengo el dinero para eso. Me siento de manos atadas”, dijo Gómez.

En la espera, Juan José se contagió con hepatitis C durante una transfusión de sangre. Ahora, a la cuenta astronómica de deudas, la mujer tiene que sumar 1.000 dólares para que el laboratorio Inmuno21 pueda hacer los exámenes de carga viral que permitan determinar el tipo de tratamiento que amerita el virus del niño.

“Yo soy sola y no tengo familia que me ayude. O me dedico a la enfermedad de Juan o me pongo a buscar trabajo. La Fundación Amigos de Ángel nos ayuda con dinero. Voy consiguiendo ayudas. Los vecinos me ayudan, ellos saben la situación”, apuntó Gómez.

Juan José vive en Los Teques con otros tres hermanos y su mamá. Cada vez que tiene que controlarse en el Hospital de Niños se quedan en un albergue. “Pero para estar ahí tengo que llevar comida y a veces no tengo. He vendido todo en mi casa, ya no tengo más nada que vender”, explicó, desesperada.

El temor más grande es que Juan José recaiga en el cáncer. “Puede ser peor. He visto a varios niños así. En dos años he visto a niños recaer y fallecer, no quiero eso para mi hijo”.

La madre pidió a Fundavene que le ayude a garantizar la cirugía y los insumos necesarios para su hijo.