Los tratamientos experimentales que aplica la Unidad de Terapia Celular del IVIC también han ayudado a cerrar úlceras varicosas. El jefe de la unidad, José Cardier, afirma que siguen trabajando para encontrar nuevos tratamientos

Nadie vuelve a ser el mismo después de una quemadura. No solo es el dolor, lo largo de la recuperación y el riesgo de infecciones, sino la forma como la piel responde a la agresión feroz del fuego, del agua hirviendo, del aceite caliente. Una de las líneas de trabajo de la Unidad de Terapia Celular del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) busca, justamente, que las personas quemadas puedan recuperar su piel. Y que lo hagan, no con pañitos calientes, sino con un tratamiento experimental, pero de avanzada: células madre.

Los casi 20 años de trabajo con células madre, y la seriedad de las investigaciones que lidera, han convertido al científico venezolano José Cardier en una autoridad en esta materia. Es, además, un portador de buenas noticias en un país necesitado de ellas. En entrevista con Contrapunto, Cardier –jefe de la unidad del IVIC– detalla que han logrado elaborar un “gel” de plasma que contiene células madre, y que se aplica en las personas quemadas para que su piel pueda regenerarse.

Mensaje de célula a célula

Los experimentos con animales comenzaron en el año 2012, recuerda el investigador. Cuatro años después pudieron abordar a un ser humano, en el Hospital Domingo Luciani (dependiente del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales). Un niño de ocho años, a quien se le quemaron las dos piernas, fue el primero en recibir esta terapia.

En el mismo centro asistencial atendieron a otra persona, y luego comenzaron a trabajar con el Hospital Coromoto de Maracaibo, administrado por Petróleos de Venezuela (Pdvsa), que tiene la única unidad de quemados (caumatología) del país. “En menos de un año hemos abordado a 20 personas”, de las que han quedado 14 en el protocolo, puntualiza Cardier.

Para esta terapia se utilizan células mesenquimales (obtenidas de la médula ósea) de otros pacientes, mantenidas con todos los controles en el IVIC. “Las células las llevamos en un tubito al Hospital Coromoto. Es como echar un gel que extiende en la piel de la persona quemada”, detalla.

El rol de estas células sanas que se “untan” será enviar señales para que las del paciente se activen y comiencen a formar piel. De los 14 pacientes atendidos por el IVIC “siete ya tienen piel nueva, y los otros siete están en evolución”.

En este protocolo de investigación –siempre hay que insistir en que se trata de una terapia experimental– ingresan personas de cualquier edad, con quemaduras de segundo o tercer grado de más de 15% de extensión. “Tenemos un convenio entre el IVIC y Pdvsa-Salud” para sostener este proyecto, confirma.

Un verdadero salvadientes

Solo quien vive con enfermedad periodontal conoce el temor de perder una pieza dental en el momento menos pensado; por ejemplo, al morder un alimento. El IVIC y el posgrado de periodoncia de la Universidad Central de Venezuela (UCV) resolvieron darles una nueva oportunidad a los dientes que, literalmente, penden de un hilo.

El equipo del IVIC consiguió crear lo que Cardier llama “un frijolito de plasma”, que contiene millones de células madre. Esos depósitos de células se colocan en la unión entre el diente y la encía, y allí promoverán la formación de hueso. Ese hueso es el soporte que las piezas dentales requieren.

Con esta terapia experimental, celebra el científico, “hemos tratado a cinco pacientes. Son ocho dientes que se han salvado: la evolución ha sido exitosa”.

Para entrar en este protocolo el individuo debe padecer de periodontitis crónica que no ceda a los tratamientos tradicionales. No puede tener afecciones de base, como diabetes.

Cerrar los huecos imposibles

Cuando una várice lleva a la formación de una úlcera, lo que le queda al paciente y a sus familiares es constancia, paciencia… y suerte, para lograr que un tejido que no recibe sangre vuelva a restituirse. Por eso la mejoría es tan lenta y ese hueco se convierte en foco de infecciones.

Uno de los requisitos para recibir este tratamiento experimental es el estudio de la circulación sanguínea mediante el doppler, “porque no debe estar tan afectada la parte vascular” para que funcione, precisa Cardier.

Las células madre de un donante se colocan igual que en las personas quemadas: con un gel de plasma que debe actuar para que las células del paciente se pongan a trabajar en nuevo tejido. “Este protocolo lo comenzamos hace dos meses con el servicio de dermatología del Hospital Universitario de Caracas. De los cinco pacientes atendidos, dos ya están curados. Es muy promisorio”, adelanta.

El investigador no se cansa de aclarar que esta terapia no es para diabetes; está limitada a personas con úlceras varicosas.

Para aprender más

La Unidad de Terapia Celular del IVIC ya tiene un camino andado con el empleo de las células madre para “pegar” huesos y para regenerar tejido de la rodilla. Toda la experiencia acumulada la quieren compartir con profesionales y estudiantes del área de la salud, y por eso realizarán el tercer taller de células madre del 30 de octubre al 30 de noviembre.

En el taller, uno de los más importantes de América Latina y de gran repercusión mediática, se ofrecerán charlas y prácticas, destaca José Cardier. Las personas interesadas pueden comunicarse por el correo electrónico utcresp@gmail.com. También por los números telefónicos 0212-504-30-77/ 504-11-58.

Fuente: Contrapunto